Siempre que
empiezo a trabajar con algún club o equipo deportivo, lo primero que me gusta
dejar claro a padres, directivos, entrenadores y deportistas es que el uso del trabajo
psicológico que se va a ofrecer NO ES OBLIGATORIO, siendo una herramienta de uso totalmente
voluntaria.
Y digo esto porque, en mi
experiencia profesional trabajando con deportistas siempre he encontrado tres
perfiles muy claros;
1º.- El deportista que ve la
utilidad de la psicología del deporte, que se involucra con ilusión en este
tipo de trabajo, que CREE en él, y que es consciente del valor añadido que
supone trabajar la mente para llegar a conseguir su máximo rendimiento deportivo.
2º El deportista que tiene dudas,
que no tiene muy claro en que consiste esto de la psicología del deporte y si
funciona o no.
3º El deportista que está
completamente cerrado a trabajar con un psicólogo del deporte porque esta
convencido de que no lo necesita, o simplemente es así, no lo necesita, al
menos en ese momento.
Con el primer perfil, los
resultados son casi siempre inmediatos, la mejoría suele venir muy pronto, y
como el deportista ve que hay resultados y funciona, su ilusión e implicación
aumenta, retroalimentando su conducta, con
lo que el trabajo suele ser muy cómodo y fluido, con ese deportista despegamos
muy rápido.
El segundo perfil, el dudoso,
cuando ve los resultados que consigue el primer tipo y ve la utilidad y la
mejora que consigue, suele subirse al carro del trabajo psicológico.
El tercer tipo, salvo momentos
puntuales, no suele querer trabajar el aspecto mental.
Es por esto que al principio,
suelo encontrar cierta reticencia a acercarse a mi y trabajar algún aspecto
concreto, pero pasado un tiempo, al final siempre suele haber más deportistas del
club que recurren a la ayuda del psicólogo deportivo de los que no lo usan
nunca.
Y digo que no se puede obligar a
nadie, porque si el deportista NO VE LA UTILIDAD Y NO “CREE” en ello, aunque no
se oponga abiertamente al trabajo, y aparentemente parezca que se involucra,
este deportista no se implicará totalmente, por lo que no habrá resultado
alguno y si lo hay, va a ser pobre, por lo que será muy fácil para ellos o su
entorno, llegar a la conclusión de que la psicología del deporte no funciona,
no sirve para nada o cierto psicólogo es un incompetente.
Respecto de lo que significa
“CREER” en la psicología del deporte pondría como ejemplo la entrevista
realizada a Carolina Marín, la semana pasada en el programa “El hormiguero”,
donde hablaba de forma muy gráfica y clara sobre su experiencia en el trabajo
psicológico y de cómo le ha ayudado a conseguir su mejor juego y esa FORTALEZA
MENTAL que tanto la caracteriza.
Finalmente, los deportistas han
de tener muy presente que la psicología deportiva es una ciencia como lo es la
medicina, pero una ciencia que no hace milagros y digo esto por que en un gran
número de ocasiones a los deportistas les puede la IMPACIENCIA, quieren
resultados inmediatos, pretenden que les toquemos con una varita mágica y les
recarguemos de motivación, debiendo ser conscientes que, para llegar al nivel
de fortaleza mental de Carolina Marín, detrás hay un largo e intenso trabajo
psicológico personalísimo, hecho como un traje a medida y llegar a ese nivel de
fortaleza lleva su tiempo.
Nacho NAVARRO
Psicólogo Deportivo
Máster en Psicología
del Deporte y la Actividad Física.
Col.Núm: O-02350
Interesante artículo. Estoy de acuerdo con usted en que el trabajo psicológico es una parte importantísima de cualquier deportista y más si es de alto rendimiento. Incluso me atrevería a decir que dicha labor debe extenderse a su ámbito más cercano. La presión a veces familiares es un problema para el deportista sobre todos los que están empezando en alto rendimiento.
ResponderEliminarDe ahí la importancia de un buen psicólogo y de que a dicho psicólogo se le reconozca su labor y se le deje trabajar.
Felicidades por el artículo!!