martes, 27 de julio de 2010

La Motivación en el Deporte de Competición







Siempre me gusta empezar diciendo que cada deportista igual que cada persona es un mundo y ahí probablemente resida la mayor dificultad en psicología del deporte, pero a la vez, ese mismo motivo, ha sido siempre mi mayor reto.







En prácticamente todas las ocasiones en las que algún deportista se a acercado a mi, casi siempre acaba saliendo a la luz el tema de la “motivación”, como si ésta fuera la clave única y principal a trabajar para conseguir el máximo rendimiento.

Desde luego que la motivación es un elemento muy importante a tener en cuenta, pero no es el único. Existen varios aspectos mentales (algunos indicados en el primer artículo) en los que según cada caso personal, pueden llegar a tener tanta importancia o más que la propia motivación.

Un ejemplo muy claro lo viví con un deportista profesional que insistentemente le daba vueltas al tema de la motivación, estando convencido de que ése era el problema causante de su bajo rendimiento en competición.

Después de observarlo durante un tiempo, recopilar la información necesaria y analizar todas las posibles causas de ése bajo rendimiento (sería un gravísimo error centrarse en sol una hipótesis) me di cuenta que de motivación iba sobrado (entrenar de 4 a 6 horas todos los días y haciendo entrenamientos de calidad requiere mucha motivación...), y que ése no era el problema por el que no llegaba al rendimiento que buscaba.

Tras ir descartando alternativas y teniendo en cuenta toda la información recopilada así como su historial pasado de victorias y resultados no tan buenos, vi con claridad que lo que él debería de trabajar mas que la motivación era la auto-confianza y la auto-estima....

Las últimas declaraciones que escuché de este deportista en la radio fueron a principios de temporada y decía lo siguiente... “ este año me encuentro mas fuerte que nunca, estoy en mi mejor año deportivo y tengo unas ganas enormes de demostrar lo que valgo.....”. Comenzar la temporada con esa fortaleza mental es un punto de partida muy positivo, pero solo con eso no está garantizado el éxito, sería necesario un continuo seguimiento durante toda la temporada para ir controlando las dificultades que pudieran ir surgiendo. En ocasiones, algunos deportistas pueden hacen este tipo de declaraciones con la intención de auto-convencerse y enmascarar su inseguridad y sus miedos, es lo que se conoce con el nombre de la falsa confianza, debiendo tener muy en cuenta aspectos como éste.

El exceso de motivación también puede ser muy peligroso, entre otras cosas porque puede dar lugar al sobreentrenamiento, a la precipitación en la competición y si los resultados no llegan pueden provocar frustración, ansiedad etc... Puede darse el caso de que un deportista esté muy motivado, muy centrado en su deporte, que entrene muy bien, que lleve a rajatabla toda la planificación de la temporada, que sea muy responsable y que se cuide al máximo para posteriormente, cuando llega la hora de la competición donde tiene que verse reflejado todo el trabajo realizado, ante el mínimo contratiempo o dificultad se venga abajo anímicamente, pegando un bajón de rendimiento alarmante. Si esto además se repite con asiduidad, el deportista puede entrar en un circulo vicioso y peligroso en el que, más temprano que tarde, acabará viéndose perjudicada su auto-confianza y su auto-estima, llegando a asociar una ansiedad enorme a todo lo que tenga que ver con la competición, pudiendo llegar a alejarse de ella de forma inconsciente y pudiendo a provocar finalmente el abandono de la actividad deportiva.



En psicología. del deporte, no existen pócimas mágicas con las que recargar al deportista hasta los topes de motivación, competitividad, autoestima etc..., si fuera así, todo sería muy sencillo y cualquiera podría hacerlo. Al igual que el deportista para mejorar su condición física o técnica tiene que entrenar muchas horas y seguir a rajatabla las instrucciones del entrenador, en psicología del deporte ocurre lo mismo, el psicólogo es el entrenador de la mente del deportista y para que éste obtenga una mejora en algún aspecto mental, debería seguir al pie de la letra las instrucciones del psicólogo, practicar y entrenar las técnicas planteadas por éste hasta que las domine a la perfección .

En algunos casos, esto no es así y el deportista no se lo toma con la suficiente seriedad, por lo que, lo mas normal, es que no haya resultado alguno o si hubiese algún resultado, éste sería muy pobre, pudiendo caer muy fácilmente en el tópico de que “ la ps. del deporte no vale para nada...” o por decirlo de una forma elegante... “este psicólogo es un incompetente...” cuando la pregunta clave habría sido ¿el deportista ha seguido al pie de la letra las instrucciones del psicólogo, se lo ha tomado en serio?. Un ejemplo muy claro sería aquel que va al médico porque tiene catarro y éste le receta un jarabe, el paciente finalmente no se toma el jarabe por dejadez, pero además le dice a todo el mundo que tal médico es un incompetente porque no le ha curado....



En psicología. del deporte pocas cosas tiene una solución rápida o sencilla, generalmente las cosas del “coco” requieren su tiempo y están muy reñidas con las prisas y con la impaciencia de algunos deportistas o de la gente de su entorno. Como siempre digo, cada deportista es un mundo y unos interiorizan el trabajo a desarrollar mas rápido que otros. Por ejemplo, cuando a un deportista se le enseña una técnica como la relajación, el primer paso sería explicarle el mecanismo de funcionamiento de la técnica, luego vendría la práctica continua del ejercicio para su aprendizaje e interiorización, corregir errores, pulir la técnica hasta su total dominio , para finalmente tanto en entrenamientos como en competición cuando se presente el estímulo que provoque la necesidad de aplicar esa técnica, el deportista detecte esa necesidad y la aplique con efectividad y todo ello requiere de tiempo, no se puede pretender dominar la técnica y ejecutarla eficazmente ya desde el primer día.



TIPOS DE MOTIVACIÓN



Hay que tener muy presente que existen diferentes tipos de motivación y que todas se influyen las unas sobre las otras. Tenemos la motivación básica, es decir, aquel interés o atracción que tiene una persona por un deporte determinado, el por qué a uno le atrae mas el boxeo que el full o el MMA al Judo etc. También tenemos la motivación cotidiana; que sería aquella motivación o deseo que tiene el deportista por practicar ese deporte a diario, por entrenar mas o menos horas, tiene que ver con la satisfacción y el disfrute practicando ese deporte, por qué unos no se pierden entrenamiento y otros van de vez en cuando.

Ambos tipos de motivación se influyen entre sí en gran manera, si potenciamos la motivación básica también se verá potenciada la motivación cotidiana, por ejemplo, en un momento dado de la temporada y quizás influenciado por los malos resultados el psicólogo deportivo se da cuenta que un determinado deportista tiene su motivación básica por los suelos, si el psicólogo o el entrenador potencian su motivación cotidiana podrían ayudar al deportista a superar ese momento crítico, por lo que, hay que fortalecer para que sea sólida y estable la motivación básica, a la vez que se trabaja de forma continua la cotidiana.


También tenemos la motivación extrínseca que sería aquella que hace que nos mantengamos en un determinado deporte por factores o causas externas a nosotros, es decir, porque ganamos dinero, fama, los aplausos del público, etc (reforzadores externos), por otro lado la motivación intrínseca sería aquella que nos mantiene practicando un deporte por motivos o causas internas (reforzadores internos) como sería mantenernos en forma, delgados, sensación de bienestar físico, hábitos saludables, mejorar marcas personales, deseo de superación personal etc.

En el ámbito educativo debe de fomentarse mas la motivación intrínseca para fomentar hábitos saludables, beneficios físicos y psicológicos. En el deporte de competición también debe de fortalecerse dicha motivación pero teniendo muy en cuenta la influencia que tiene la motivación extrínseca en el competidor. Por lo general, los deportistas que dependen en exceso de la motivación extrínseca (dinero, fama...) son mas vulnerables que los que dependen de la motivación intrínseca (retos personales) por lo que hay que tenerlo muy en cuenta para su compensación y equilibrio.

Por último, tenemos la motivación centrada en el ego; que sería aquella motivación que nos mueve a ganar o conseguir determinados objetivos pero porque de esa forma demostramos que somos superiores o mejores que un determinado rival o adversario. Sin embargo la motivación centrada en la tarea sería aquella que nos mueve a conseguir determinados objetivos no por demostrar superioridad respecto a otra persona sino por conseguir determinados retos u objetivos personales, determinada sensación de dominio o progreso en el ejercicio. En una situación de iniciación o aprendizaje de un deporte es mas probable que exista una motivación centrada en la tarea y el dominio de la técnica, mientras que en el deporte de competición al estar inmersos en una continua evaluación social es mas probable que el deportista se centre en el ego, de echo los grandes campeones suelen ser personas con un enorme deseo de vencer y una elevada motivación del ego.

Pero hay que tener cierto cuidado, ya que la motivación centrada en el ego tiene una gran dependencia en los elementos externos (fama, reconocimiento social, dinero, lujos...)que no dependen ni están bajo el control total de los deportistas por lo que puede provocar que la competición se vuelva excesivamente estresante pudiendo llegar a provocar un bajón en auto-confianza , auto-estima y motivación importante si no se consiguen los resultados marcados.

Sin embargo, si a la vez que se trabaja el ego, se potencia la motivación centrada en el dominio de la tarea y en la consecución de los objetivos planificados, el riesgo se reduce enormemente ya el deportista aprecia que tiene una mayor control sobre la situación, reduciendo el estrés de la competición y los efectos de los resultados negativos que pudieran venir.



Una vez terminada la competición, la motivación es fundamental en la recuperación física y mental de un deportista, máxime si los resultados no han sido muy favorables. Por ejemplo; aquel boxeador que ha perdido por k.o. ó de forma muy clara. Este tipo de situaciones es inevitable que afecten al deportista, pero es misión del psicólogo que no afecte mas de lo necesario, el deportista debe de seguir con su ritmo de trabajo, todos los deportistas pasan a lo largo de su vida por situaciones decepcionantes o dolorosas como esta, pero hay que aprender de la experiencia vivida y recuperarse lo antes posible. En los deportes de contacto hay que tener muy claro que este tipo de situaciones pueden ocurrir, por lo que es un trabajo que hay que tener madurado e interiorizado con antelación, antes de que ocurran, no hay que esperar a que se de la derrota para lamentarse y afrontar esa situación.

Si el deportista asimila que ese tipo de derrotas pueden llegar y acepta que forma parte del riesgo de este deporte, en el caso de que ocurra, es seguro que al deportista le va a afectar mucho menos provocando a su vez que la recuperación sea mucho mas rápida y que pueda estar listo para competir de nuevo mucho antes.

Sería importante que el deportista para su recuperación se motive por nuevos objetivos a medio-largo plazo pero importantes para él, que encuentre incentivos cercanos que le ayuden a recuperar la ilusión. Aquí es vital el trabajo del psicólogo, así como del entrenador y la gente del entorno del deportista. No obstante, hay mucha gente aficionada a los deportes de contacto y bastantes menos las que se atreven a practicarlos en los gimnasios, pero tomar la decisión dar ese pequeño salto y subirse a un ring y pegarse con un desconocido, aunque parece un pequeño paso, para el 99´9 % de los aficionados a estos deportes es todo UN ABISMO y es un paso que no es capaz de dar todo el mundo, por lo que los deportistas que son capaces de tomar esa decisión y dar ese “PEQUEÑO” saltito de valentía y coraje demuestran que son “GENTE DE OTRA PASTA”, gente “ESPECIAL” y cuando un deportista de estos, pierde por K.O. o por una abrumadora inferioridad lo último que se nos debería de ocurrir es reírnos de ello.

Para que eso te pase, primero has tenido que ser valiente y subirte a un ring. Los verdaderos aficionados a estos deportes saben que el que se ríe de eso, ni entiende de boxeo, ni es un auténtico aficionado, y probablemente no le haya ocurrido a él nunca porque no ha tenido el coraje de subirse a un ring. Por eso, ya para terminar, me vienen a la memoria las sabias palabras que nos dedicó Javi Castillejo el día de su homenaje y despedida en La Cubierta de Leganés, “amar el Boxeo y respetad a los Boxeadores…..” , chapó Javi…..dándonos lecciones y enseñándonos cosas incluso después de colgar los guantes.




Nacho NAVARRO

Psicólogo Deportivo
Master en Psicología del deporte y la actividad física

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